Fonthill Abbey: interior neogótico inglés del siglo XIX que perteneció al escritor y coleccionista de arte William Beckford.
1.INTRODUCCIÓN AL SIGLO XIX
Con el siglo
XIX nos situamos de pleno en la época contemporánea, época devoradora de novedades y de grandes
transformaciones sociales, económicas, políticas…
La burguesía
o clases medias se van reafirmando como la clase rectora del siglo XIX
(protagonizan varias revoluciones), mientras toman gran auge los movimientos
obreros, surgiendo una nueva clase social: el proletariado. Es también el tiempo
de los nacionalismos, tanto en su vertiente unificadora (Alemania e Italia)
como independentista (Grecia).
En el siglo XIX se producen grandes
adelantos técnicos y científicos: avances en la astronomía, química,
medicina (vacunas…); surgen inventos como el teléfono, el telégrafo y la
lámpara eléctrica, produciéndose progresos espectaculares en las
comunicaciones. Además del ferrocarril, se construyen los grandes
transatlánticos de vapor, y ya a inicios del siglo XX aparecen los primeros
automóviles.
En el siglo XIX se desarrolla la Revolución Industrial en Europa. Había
surgido ya en Inglaterra en el siglo XVIII. Las consecuencias del desarrollo
industrial fueron profundas en la sociedad, la economía, el arte. Las ciudades se industrializan, aumentando
rápidamente el número de sus habitantes.
Por último, y muy en
relación con la industrialización, los países europeos inician una frenética
lucha por el control de los territorios y recursos de otros continentes: es el
periodo de formación de los grandes imperios
coloniales (Inglaterra, Francia, etc.)
En el terreno del arte y la cultura el siglo XIX es
extraordinariamente rico con el surgimiento de diversos movimientos artísticos
como el Romanticismo, el Realismo, el Impresionismo, el Postimpresionismo y
toda una serie de eclecticismos, revivals
e historicismos (neogótico, neobarroco y un largo etcétera).
2. LA DECORACIÓN DE INTERIORES HISTORICISTA Y
ECLÉCTICA. EL NEOGÓTICO
En la Decoración de Interiores del siglo
XIX se suceden diversos estilos
según los países (como el estilo Imperio,
Luis Felipe o Segundo Imperio en
Francia), los estilos Regency, victoriano
y Arts & Crafts en Gran Bretaña;
en los países centroeuropeos el estilo Biedermeier,
en España estilo isabelino (por la
reina Isabel II) etc. pero en todos los países fue una nota dominante: la
pasión por los eclecticismos e historicismos.
Fruto de la ruptura del paradigma
clásico, en el siglo XIX la recuperación de los estilos del pasado, que ya se
había ido manifestando con fuerza a lo largo del siglo XVIII, adquiere una
intensidad y una difusión tal que se convierte por sí misma en un estilo. se
produjo una vuelta -un revival- a los estilos del pasado: gótico, renacimiento, barroco, etrusco,
griego, egipcio, Luis XV, Luis XVI, etc. Por lo tanto tendríamos que hacer
referencia a estilos neogóticos, neobarrocos, neomudéjar, etc. De ahí que
hablemos de eclecticismos e historicismos porque no hay un único estilo sino
que abundan las mezclas de muchos de ellos. Es común a toda la cultura europea
y en opinión del historiador Mario Praz era sintomático de la falta de un
auténtico estilo.
Muchas veces tanto los modelos como los
motivos decorativos son literalmente copiados de los modelos precedentes. Pero
las líneas se hacen más pesadas, la decoración está sobrecargada y las
proporciones son menos elegantes. También son muy relevantes las influencias orientales (japonesas,
chinas…) y moriscas presentes en el mobiliario o en la decoración de
interiores.
Este auge del historicismo tiene mucho
que ver con el surgimiento del Romanticismo,
movimiento cultural que propugna el subjetivismo exacerbado, la hipervaloración
del yo y los sentimientos, la reivindicación de las culturas nacionales y de la
Edad Media.
Uno de los mejores
ejemplos de la arquitectura historicista y ecléctica del siglo XIX es el Pabellón
real de Brighton (Gb), 1815. Realizado por el arquitecto John Nash para el rey Jorge IV, está
situado cerca de la playa y se concibió como un espacio de ocio, impregnado de
elementos chinos, islámicos e hindúes… En la cocina se introduce el uso del
hierro con columnas que simulan palmeras y otros elementos vegetales. No es
casual que este edificio se construya en un momento en el que Gran Bretaña está
extendiendo su dominio en la India y otras áreas de Asia, formando un gran
imperio colonial.
En el siglo XIX la
etapa que despierta mayor interés es la Edad
Media, que por primera vez es valorada como algo más que un oscuro
paréntesis entre Roma y el brillante Renacimiento. Las construcciones góticas
son restauradas, estudiadas e imitadas en toda Europa. Esta vuelta al gótico,
que es denominada el “neogótico”, tiene distinta importancia y significado en
cada país. En Inglaterra, el neogótico era considerado como el estilo
auténticamente religioso, impregnado de virtudes morales y sociales. En
Alemania, el romanticismo tiene un fuerte componente nacionalista y
medievalizante. Los románticos alemanes hallan en la catedral gótica la mejor
expresión del “espíritu del pueblo alemán”. En Francia destaca Viollet-le-Duc
restaurador, arquitecto y escritor, va a ser uno de los ideólogos fundamentales
del Neogótico. Creía que este sistema constructivo era el más racional que ha
existido y propone recrearlo añadiéndole innovaciones como el uso del hierro.
Restauró la catedral de Notre-Dame de Paris, la ciudad medieval Carcassonne,
situada en el sur de Francia…
Junto al Neogótico se
desarrollan otros muchos estilos que responden a diferentes tradiciones y
razones: así, la expedición napoleónica a Egipto favoreció el estilo Neoegipcio, que incluía pilonos y muros
en talud; el colonialismo permitió que se desarrollaran, sobre todo en
Inglaterra, estilos exóticos como el Neo indio y el Neochino; el Neoárabe
inspirado en la Alhambra de Granada, tuvo especial importancia en España, con
variantes locales como el Neomudéjar
madrileño (ej. Plaza de toros de las
Ventas; las Escuelas Aguirre); y en Cataluña se desarrolló el Neorrománico (ej. la Universidad literaria de Barcelona, 1862). En Canarias, destaca
el Neogótico de la Basílica de Arucas y en Praga (Chequia) abunda el Neorrenacimiento (ej. el Museo de Artes Decorativas de Praga).
La variedad de estilos
arquitectónicos vigentes en el siglo XIX se une a las nuevas necesidades arquitectónicas de la
sociedad industrial y burguesa: estaciones de ferrocarril, mataderos, escuelas,
mercados, etc. Muchos arquitectos usan en su obra estilos diferentes según la
función de los edificios, y, de acuerdo con el eclecticismo dominante, las
mezclan con frecuencia. Así por ejemplo,
el gótico es utilizado sobre todo en arquitectura religiosa y política.
Dos buenos ejemplos de
Parlamentos neogóticos: el de Londres (levantado entre los años 1840-60 por
Charles Barry y Augustus Pugin) y el Parlamento
de Budapest (Hungría). Entre las
iglesias neogóticas destacamos la Iglesia
del Buen Pastor (1888-1897) de San Sebastián (Guipúzcoa).
El estilo
Neogótico es especialmente fructífero en Inglaterra y lo encontramos por
doquier en edificios públicos, grandes residencias e iglesias. El arquitecto PUGIN fue uno de los mayores defensores
de este estilo. Sus muebles, casi
siempre destinados a las casas proyectadas por él mismo, tienen generalmente
una estructura sencilla y un aspecto macizo (arcos apuntados, rosetones,
pináculos, etc.). Ejemplos de estilo neogótico: Strawberry Hill y Fonthill
Abbey.
3.EL ESTILO BIEDERMEIER. LA
APORTACIÓN DE THONET
El estilo Biedermeier se desarrolla en la primera mitad del siglo XIX en los países centroeuropeos, fundamentalmente en Austria y en países de
lengua alemana, pero también en Hungría, en países escandinavos y en Rusia e
Italia. Es el estilo burgués por
excelencia, siendo hoy en día muy apreciado.
Comenzó como una variante del estilo
Imperio, para en los años siguientes tener características propias. Es un
estilo sobrio, pero de carácter
práctico y funcional, con líneas sinuosas en ocasiones, que parecen anticipar
el Modernismo. Los motivos decorativos se reducen a la mínima expresión. Son
muebles sólidos y de óptima factura. Especialmente variado en este estilo es el
panorama de las sillas. Suelen tener
el respaldo en forma de abanico y el asiento acolchado.
De gran importancia dentro de este estilo
es la obra del alemán MICHAEL THONET
(1796-1871): su producción de muebles de madera de haya curvada en sillas, sillones, paragüeros, divanes o camas,
mecedoras, se hace en poco tiempo famosísima y se difunde por todo el mundo. En
su ciudad natal, Boppard, se conserva un museo dedicado a sus diseños.
La huella del Biedermeier se manifiesta con claridad en su gusto por la línea
curva y el experimentalismo formal que subyace en toda su actividad.
Sus muebles
son cómodos, bellos, baratos y funcionales.
Thonet desarrolló una técnica
completamente personal que patentó en 1841 para producir muebles de madera –de
haya- curvada al vapor y
generalmente con asiento de paja de Viena. La silla más famosa proyectada por
Thonet, la número 14, está formada
solamente por seis piezas unidas por unos pocos tornillos: y en unos años,
hasta 1911 se produjeron 50 millones de ejemplares de este modelo. Está
considerada como la madre de todas las sillas de diseño moderno. Es la silla
más habitual de los cafés europeos.
La máxima producción de muebles Thonet
fue en 1912, fecha en la que se vendieron dos millones de sus muebles.
Ejemplo de este estilo y de piezas de
Thonet podemos encontrar en el palacio Liechtenstein de Viena.
Los muebles Thonet se distribuyeron por
toda Europa e incluso por Estados Unidos.
Los descendientes directos de Thonet
(quinta y sexta generación) siguen produciendo los diseños innovadores,
elegantes y de gran calidad de su ilustre antepasado.
El Museo de Artes Decorativas de Viena
alberga el conjunto más importante y extenso de sillas Thonet.
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